Ni vuelta de hoja

Max Avila

20 de junio, 2010

Acto emotivo de Rodolfo Torre Cantú en Tampico el fin de semana anterior donde se ratificó lo que es un hecho, sea el triunfo indiscutible del candidato del PRI a la gubernatura. Habrá más eventos de pre-cierre de campaña, informan, dentro de lo que es mero trámite rumbo a las elecciones del 4 de julio. Y ha de disculpar, pero “este arroz ya se coció” y nos debe importar porque no es cualquier cosa lo que está en juego, sino el siguiente tramo de la historia donde por supuesto, todos queremos que le vaya bien a Tamaulipas. Y no se trata de la generación del que escribe quien “está más allá que pa’ acá”, sino de los que vienen atrás con su cargamento de ilusiones y esperanzas promisorias de una mejor calidad de vida. Acto emotivo digo, donde ya no hay vuelta de hoja y cuando el futuro se observa como una mezcla de circunstancias de las que habremos de salir bien librados, si confiamos en la habilidad y buena fe de los gobernantes. De manera que sin mayores sobresaltos el proceso sigue, eso sí, dejando a la vera del camino a aquellos que no entendieron que la oportunidad de trascender puede ser única y como tal, en veces resulta hasta criminal consumirla en puras pendejadas, dicho sea con todo respeto. Desde luego la referencia es hacia candidatos y partidos que suponen que un proceso electoral no es más que una colección de pleitos, guerras sucias y “lo más pior”, la confrontación entre los mismos que conduce a la desilusión ciudadana. Y ni modo que sea invento. En cuanto a la enésima reaparición de Enrique Peña Nieto, ahora en Tampico, no hay duda que le acompaña la sombra de la pequeña Paulette por más que “la gaviota” pretende sacarla de cuadro o eliminarla a puro vil codazo, como hacen los jugadores de fut cuando viene el centro al área chica. Y eso que en esta ocasión lució pegadito pantalón de mezclilla y blusita roja que de tan pegada dejó imaginar lo que a deseo corresponde. “La gaviota” no Paulette. Y es que la enrarecida “investigación” contiene sospechas que no aclaran ni los más ardientes discursos del gober del estado de México. Obvio, no sabemos que vaya a pasar, pero, señoras, señores, alguien así no puede ser candidato y muy probablemente presidente de México. Vea que no es asunto mediático o de mafias políticas, sino de respeto simple y llano a la justicia y de paso a la vida humana. Mientras tanto y a estas alturas del juego pocos serán los que duden que EPN presume su virtual candidatura, para el efecto, deja constancia su discurso del sábado en Tampico, como lo ha dejado su transcurrir por los estados donde este año habrá elecciones. LA ORFANDAD Bien dicen que las desgracias no llegan solas. Se fue José Saramago y ahora se ausenta el gran Monsi. El escribidor siempre creyó que Carlos Monsiváis era de los que no tenían derecho a morir. Hace muchos años lo conocí, era su vecino en el barrio de “san Simón” en la colonia Portales, ahí cerquita de Tlalpan y del “California Dancing Club. Él ya era famoso pero se daba su tiempito pa’ saborear los caldos de gallina en el mercadito del lugar. En el 69 un grupo de exajefistas, entre ellos Héctor “el negro” Domínguez y Florencio Bonilla lo invitamos a dar una plática a Derecho de la UAT en Tampico. Creo que fue una de sus conferencias más memorables donde un compa le preguntó. “¿Dónde estaba la juventud de México?”. –“Para mi, dijo- lo más valioso de los jóvenes está en la cárcel”. Recordéis, eran los tiempos represivos de Díaz Ordaz y de Luis Echeverría que se perfilaba como candidato presidencial. Nos quedamos pues, huérfanos justo cuando la globalización masacra la cultura y los ideales. Hasta la próxima.