Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
4 de julio, 2010
Por razones técnicas esta columneja escribiose pasadito el mediodía de este domingo. A esas horas, al menos en la capital del estado, el proceso electoral transcurría de manera tranquila aunque con evidente ausencia de votantes, según lo pudo constatar el escribidor. En este sentido y por los motivos conocidos, había pesimismo en cuanto a lograr el 52 por ciento registrado hace seis años. A lo más que se aspiraba era a que prevaleciera el ambiente de paz y en cuanto al tricolor que se cumplieran los pronósticos de triunfo avasallador en la gubernatura, aunque con ciertas dudas acerca del mentado “carro completo” en alcaldías y diputaciones. Todo esto por alguna relación con los hechos conocidos que nos ha dejado confundidos, tristes y casi, casi sin ilusiones. Y es que señoras, señores, han sido tiempos muy difíciles. Una semana de pesadilla donde hasta la naturaleza se ensañó dejando a varias ciudades pa’l arrastre, entre ellas Victoria que a casi cinco días de la indeseable visita de “Alex” aun luce devastada y con amplios sectores sin los servicios básicos. En verdad fue una prueba no superada para ciertas dependencias, sobre todo del gobierno federal, que se gastan millonadas en publicidad que ahora sabemos resultó, como decía mi santa abue, “puro jarabe de pico”. ¿Dónde quedó la supuesta tecnología “de punta” al servicio de las mayorías cuando cientos de familias claman en el desierto?. Y el desierto que las manda por un tubo. Y ni modo que sea invento porque los teléfonos donde se presume “atención inmediata” permanecen en silencio. Aquí es donde Calderón debiera dar la cara y responder por estas fallas que al tiempo que indignan, confirman que los mexicanos estamos en la orfandad, sea en la vil chilla y en manos de funcionarios sin la más remota idea de lo que significa servir a la comunidad. Y deje que en Victoria podríamos considerar daños menores comparados con los sufridos por los vecinos de NL a quienes ni los santeros de “la Petaca” pudieron salvar. Y eso que en algunos aspectos se consideran primermundistas, los regios, no los brujos. Una semana de pesadilla digo, de la que no hay memoria popular, que nos ha dejado lastimados y profundamente consternados. De la naturaleza ya sabemos que tiene sus enojos que nos obliga a recordar su grandeza, y en lo político nos lleva a aceptar y ser consecuentes con la brutal realidad que nos abruma y en ocasiones arrincona hasta la desesperación. La noche que atacó “Alex” fue larga y pesarosa de la que supimos como empezó, pero no hasta donde podía llegar. El de la voz recordó el terremoto del 85 en la capital del país cuando los segundos se nos hacían horas golpeados por la furia de la naturaleza. Después supimos la magnitud de la tragedia. Hoy revivimos aquella angustia que creímos olvidada, aunque agravada por el insomnio solo de pensar en el candidato tricolor desaparecido. Pero bueno, dentro del caos parece que inicia el retorno a la normalidad y el proceso de este domingo debió ser una lección de fortaleza que anime y proyecte hacia nuevos estadios de desarrollo. Es lo que todos deseamos. De manera que las noticias tristes hay que echarlas en el baúl de las cosas inútiles, no hay más remedio o como decían los abuelos, “al mal tiempo buena cara”. SUCEDE QUE Diego Fernández de Ceballos desapareció el 14 de mayo en una acción que a los mexicas dejó perplejos. Vamos sobre dos meses y del pobre hombre nada, nadita de nada. Desde luego no falta quien suponga lo peor sin dejar de señalar la ineficacia de las respectivas autoridades. Que para después de las elecciones el PAN trama “algo grande” en Tamaulipas. ¿Qué podrá ser?. Y hasta la próxima.