Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
4 de agosto, 2010
El regreso a Tamaulipas del gobernador electo, Egidio Torre, encendió las velas de las ilusiones de decenas de aspirantes a ser tomados en cuenta a la hora de armar cuadros.
Y es que tras el muy lamentable fallecimiento del candidato Rodolfo Torre, muchos se quedaron en el limbo. Daban por hecho una posición gubernamental, o por lo menos una proveeduría, y sintieron que todo se les venía abajo.
“Se respetarán compromisos”, era una frase que los animaba. Pero nadie les aseguraba absolutamente nada. Y así siguen.
Egidio Torre ya sostiene reuniones preparando lo que será su gobierno. Se le ha visto en McAllen, alejado de la tensión y la atención. Ya está definiendo los perfiles de lo que quiere para Tamaulipas.
Pero parece que lo que más preocupa a la opinión pública es saber los nombres de quienes lo acompañaran de manera cercana en las labores de gobierno. Futuristas ya colocan a fulano y a mengano en las más importantes carteras. Lo más seguro es que tales nombres no saldrán a la luz pública en varios meses, sino hasta días antes de la toma de posesión. Y faltan más de 4 meses.
Quienes conformen el primer cuadro de colaboradores del próximo gobernador, seguramente deberán ser hombres y mujeres con un pensamiento distinto al de los funcionarios actuales y pasados. Los tiempos en los que les tocará tener el poder, serán muy distintos a los de hoy en día.
Las condiciones en la que recibirán el estado, serán inéditas, en lo político y en lo social. El panorama tamaulipeco ya es otro. El ambiente en todos los rubros, es distinto.
Por lo tanto, no se deberá gobernar igual.
Y quien acompañe a Egidio Torre, deberá estar consciente de ello. Las formulas deben cambiar, la mentalidad debe ser otra, la visión diferente.
Egidio Torre Cantú, tiene claro lo anterior. Y ya está trabajando en escoger a las personas que él cree que le puedan ser útiles en esa nueva modalidad. Y lamentablemente muchos de los desesperados de hoy, no cabrán, porque mantienen el estilo hoy anticuado, que ha prevalecido a lo largo de sexenios.