Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
24 de enero, 2011
Un Secretario de Educación –Diódoro Guerra- sin capacidad de interlocución con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; un gremio magisterial acostumbrado a disputar espacios de autoridad mediante el diálogo o la fuerza; un Secretario General de Gobierno –Morelitos Canseco- desaparecido de la escena de la negociación y un gobernador –Egidio Torre Cantú- que está mostrando evidentes debilidades cognitivas en la cosa pública. Ese es el escenario sociopolítico tamaulipeco. Un peligroso coctel, que amenaza con golpear la línea de flotación de un Ejecutivo estatal carente de legitimidad.
(En su primer encuentro con la prensa, el gobernador Torre respondió a una reportera que le preguntó que cuándo iba a legitimarse con los grupos sociales del estado. Contestó: “soy gobernador desde que tomé protesta”. Fue una apreciación equivocada: la legitimación, no es otra cosa que la aceptación ciudadana de la autoridad.)
Una administración que al mes de inaugurada ya tiene inhabilitados a dos de sus más importantes miembros del gabinete –ni cómo defender a Morelitos y a Diódoro- no es una buena noticia para la sociedad, ni para las fuerzas productivas tamaulipecas.
El problema ya se pudrió. Ni el Secretario de la Secude ni el de Gobierno, fueron capaces de desactivarlo. Y eso es inquietante. Porque son los primeros indicios, de la gobernabilidad perdida.
La capacidad de presión de la Sección XXX del SNTE ya es conocida; está fuera de duda. No se puede desconocer su eficiencia. Hasta ahora, el dirigente Arnulfo Rodríguez ha sido el único que ha dado la cara por su organización. Y ya lo dijo: no quiere, ni hablar ni negociar con Morelitos y mucho menos con Diódoro.
De seguir escalando el conflicto, la administración de Egidio tendrá que enfrentar otro factor de presión de mayor calado: Elba Esther Gordillo. Pero ella sólo hablará con el gobernador para darle a conocer los acuerdos entre ella y el Secretario de Educación Lujambio y el Presidente Calderón. ¿Esto es bueno o malo? Que el lector juzgue; sólo expongo: así funciona el sistema político mexicano.
¿Habrá necesidad de eso?
La administración Torre debe asimilar que está en un callejón sin salida. Que cualquier solución representará incomodidad para su gobierno. El primer trago amargo, está a la vista.
Morelitos y Diódoro ya apestan. Son unos políticos obliterados. (Este es un concepto de Muñoz Ledo: son como algunos coágulos en las arterias: quitarlos son un problema, pero dejarlos en su lugar son un problema mayor…).
Es momento para que Torre muestre señales de que quiere aprender a gobernar. Se debe negociar. Ceder en política no es perder; es el juego del poder. Como decía Darwin: adaptarse es sobrevivir.