Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
11 de mayo, 2010
En las 12 entidades del país, incluyendo Tamaulipas y Veracruz, donde este 4 de julio se celebran elecciones, los candidatos y sus partidos políticos destinan cantidades impresionantes de dinero con la meta principal de llegar al poder. Desde el poderosos PRI seguido del PAN y hasta los modestos panalistas y convergistas, todos están gastando a lo lindo los recursos públicos que vía prerrogativas recibe cada uno de los institutos políticos, aparte de los dineros que vía patrocinadores y amigos reciben e invierten hasta donde la ley y su laxidad se los permite. La sospecha de que todas las instancias de gobierno, federal, estatal y municipal saben casi a la perfección los trucos para usar los recursos y programas sociales con fines electorales, es latente. Por ello no es extraño que a dos meses de los comicios, diputados de todos los grupos parlamentarios sospechen que los gobernantes y alcaldes estén jugando con los dados cargados apoyando a sus candidatos. De entrada los diputados integrantes de la Comisión Especial para vigilar las campañas políticas aseguran que estarán vigilantes de los procesos para solicitar la intervención de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (Fepade) y con las autoridades judiciales para coadyuvar en la transparencia de los fondos públicos. El objetivo es que impedir que funcionarios de cualquier nivel desvíen recursos públicos en apoyo de candidatos o partidos. Los hombres que hoy están en poder tienen 60 días, para, junto con su estructura de gobierno, apoyar ilegalmente a quien él quiera. Nada más tentador para los políticos mexicanos. Habrá que ver si los diputados de todas las bancadas continúan con las vistas de inspección a los estados que renovarán sus gubernaturas, alcaldías y congresos locales, a fin de verificar el correcto ejercicio del gasto federal. Pero si no hubiera tanta desconfianza tanto de la actuación de los políticos como del IFE y el resto de las autoridades locales electorales, los diputados no tendrían necesidad de andarle pegando a los investigadores privados, vigilando en muchos casos a compañeros de partido. Pero a ver, así es la democracia mexicana.