Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
29 de junio, 2010
Era una mañana calurosa de marzo, la cita fue a las 9:00 horas, pero empezamos el diálogo por ahí de las 9:45. El encuentro fue en una oficina de un negocio de un amigo de Rodolfo Torre Cantú, en el bulevar Adolfo López Mateos de Tampico. En la víspera, José Azpeitia, jefe de prensa de la campaña, se encargó de invitar al grupo de 10 periodistas del sur de Tamaulipas, para sostener un diálogo informal con el entonces precandidato a la gubernatura del estado por la coalición Todos Tamaulipas (PRI-PVEM-PANAL). En una mesa café americano y varias cajas de galletas “surtido rico”. El doctor llegó presuroso, vestido de camisa blanca y pantalón beige. “Denme un café, por favor”, dijo con su voz pausada y sencilla a una de las chicas que le preguntó qué se le ofrecía. Su tono norteño, de victorense, parecido al de su amigo Eugenio Hernández, lo delataba como un hombre sin rodeos, franco y abierto. Pensaba que los reporteros íbamos a hacer las preguntas de rigor, en corto, pero tomando la iniciativa, pero no, el doctor invirtió la inercia, y nos preguntó abiertamente como veíamos las cosas. Entre sorbos de café americano y galletas dulces, la charla avanzó. El tema era de política en general, de estrategias de campaña de los precandidatos del PRI y de sus adversarios, los panistas. Eran los últimos días de marzo, y el semblante de Rodolfo era de tranquilidad, se sentía muy seguro, los sondeos le daban desde entonces una amplia ventaja, la operación cicatriz de la interna del PRI ya estaba hecha y no había porque preocuparse. Yo le pregunté por el problema de la Seguridad y un colega me secundó. “Sí, está duro, pero cómo podremos avanzar, unidos, unidos todos, esa la única clave; hay que evaluar la estrategia, pero a final de cuentas si nos unimos salimos adelante”, me dijo observándome con atención. Rodolfo Torre Cantú nos adelantó algunos de sus planes de encuentros para buscar consensos y enriquecer su plataforma. “Yo me siento muy bien, creo que vamos bien… pero no nos vamos a confiar, vamos a trabajar duro”, dijo antes de despedirse de mano de cada uno de los periodistas. Luego se fue en su camioneta suburban, con sólo cuatro custodios. Eran los últimos días de marzo…