Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
16 de junio, 2010
Si usted, como muchos, suele quejarse amargamente “del gobierno” y por ende de sus gobernantes, dentro de poco más de dos semanas tendrá la oportunidad de elegir al próximo gobernador, al alcalde de su comuna y al diputado de su distrito que habrá de representarlo en el Congreso Local. Quizás, como miembro de la mayoría que se ha impuesto en los últimos procesos electorales, es usted parte del abstencionismo y no por ello queda usted sin responsabilidad de lo que pasa o deja de pasar en su entorno. Sin embargo, al no haber participado en la elección pasada de Presidente de la República, de la renovación del Congreso Federal, de los Ayuntamientos y del Congreso Local, ha omitido un derecho ciudadano que a fin de cuentas es una obligación moral. Naturalmente que todos somos libres de votar o no votar, de anular el sufragio, de votar por un super héroe o de quedarse en casa viendo el fut bol internacional. Claro, en esto de la democracia hay total apertura. Sin embargo si no somos partícipes de la selección de hombres y mujeres que encabezarán las administraciones que nos atañen y nuestro Congreso, poco podemos opinar. Las instituciones con las que hoy contamos y la ciudadanización de los órganos electorales, con todo y sus cuestionamientos, nos garantizan elecciones que podrán desarrollarse en igualdad de circunstancias, en apego a la ley vigente. Efectivamente, hay partidos grandes y partidos chicos; partidos ricos y partidos pobres; candidatos con propuestas y otros sin ellas. A 17 días de los comicios, la mayoría de los candidatos ya hicieron campaña en los centros poblacionales que pretenden conquistar y seguramente de aquí al cierre, mediante el trabajo proselitista habrán de reforzar su presencia. Muy probablemente no conozcamos las propuestas de todos, pero aún hay tiempo de analizarlas para tomar una decisión. En este tenor, los que andan buscando el voto son como aquellos que andan buscando una buena chamba, y los que decidimos somos todos los electores en conjunto. Pero si no decidimos, luego no nos quejemos. Votar es decisión, compromiso y responsabilidad, de todos.