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Un ex guerrillero quiere Tampico

Alejandro Salas

23 de junio, 2010

José de Jesús Sandoval, El Profe, El Güero Sandoval y más antes El Torbellino, tiene 65 años de edad. Experto en artes marciales, licenciado en Derecho, en Historia, Filosofía y en Educación, con maestría en esta última. Nació en Tampico y de joven se fue a la UNAM. Su mamá anhelaba que fuera doctor, por lo que en 1965 se matriculó en la facultad de Medicina de la máxima. El entonces vecino de la colonia Jardín quiso complacer a su mamá, pero tres años después, en 1968 se va la facultad de Filosofía. Desde la secundaria, Sandoval, hijo de empleado de Pemex con muy buenos ingresos, ya albergaba un espíritu revolucionario, por lo que de inmediato se sumó al movimiento estudiantil. El entonces Torbellino era bravo, radical y comúnmente andaba en la línea de los chingazos, en la represión policial y militar. Sus andanzas en el idealismo estudiantil lo llevaron a padecer torturas e incluso estuvo en prisión en el Campo Militar número 1. Una vez librado los conflictos, Sandoval siguió estudiando y desde muy joven ya militaba en el Partido Comunista. Siempre radical, ultra. Fue a la escuela de cuadros de la Unión Soviética, Corea del Norte, Alemania Oriental, Cuba; se preparó (y segurmente se paseó) por todo el bloque socialista de la época. Naturalmente en toda esta época el maestro Sandoval era ateo. Por aquellos día sus ídolos eran Marx, Engels, Lenin. Valentín Campa y Lombardo Toledano. Pero como muchos, Jesús Sandoval constató injusticias en los países socialistas, por lo que se fue ablandando. Entonces, el intelectual que siempre quiso explicar la vida sin Dios, mediante la ciencia, se empezó a convertir. Ahora es creyente. Sus tablas lo han llevado en épocas recientes a asesorar gobiernos panistas y priistas de Tampico. Ha sido candidato a diputado por el PRD y el PT. El año pasado presentó su más reciente libro, Memorias de un Extremista, el cual derrumbó algunos mitos del movimiento del 68. Hoy, el profe trae bien puesta la roja, es candidato ciudadano por el PT a la alcaldía de Tampico. Los recursos con los que se mueve son ínfimos, comparados con los de sus adversarios, pero ahí anda, en la batalla. “Gracias a Dios”, dice, y manda un beso al cielo.
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