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El plus del futuro

Max Avila

15 de diciembre, 2010

 

1.- Considerando las circunstancias, no será fácil para Egidio Torre Cantú seleccionar al secretario general de gobierno. Es más, el escribidor supone que dicho cargo se ha colocado entre los más pretendidos de la próxima administración al grado de convertirse en la joya de la corona. Podría ser el más importante pues.

Usted dirá que hay otros que merecen ser pretendidos, incluso ambicionados y tiene razón, solo que la mayoría, por no decir todos, tienen carácter administrativo y encajan en lo que pudiéramos llamar sistema de usos y costumbres que desde hace tiempo tomó carta de residencia en Tamaulipas. Sea que sus titulares oscilarán en la media tabla procurando sumar puntos pa’ permanecer en área de clasificación, sobre todo jugando como locales, cosa que no deja de ser meritorio siempre y cuando no estén en peligro del descenso.

En Hacienda seguirán contando y distribuyendo los recursos que demanda el desarrollo, en Obras públicas el trabajo se medirá entre logaritmos y física cuántica, “lo que es, es”, como dice mi compadre Marco Antonio Maldonado, en la Procuraduría de justicia la ley ha de acomodar a quien así lo demande, ni más allá ni más acá, mientras que Educación y todo lo que a ella confluye, seguirá siendo parte del proceso formativo que puede consumir, si se descuida,  la existencia de cualquier cristiano.

Hola, la-la, pero el próximo secretario general de gobierno ha de cubrir el perfil de un político “hecho y derecho”. Aquí no caben las improvisaciones ya que después del gobernador será el funcionario plus. Ya le digo eso de las circunstancias que definieron el futuro inmediato de Tamaulipas. Ni como negar que los hechos conocidos a todos de alguna manera nos afectó.

Pero bueno, la realidad la tenemos enfrente. Restan solo algunos días y Egidio tendrá que ser consecuente con los tiempos. Sobre él recae la responsabilidad pero también la sabiduría de escoger al personaje idóneo. No será fácil digo, porque ha de ser alguien tolerante, “apapachador” pero también enérgico, psicólogo excelente pa’ entender el estado de ánimo de los diversos actores cuya problemática, personificada o de grupo, ha de transcurrir por la dependencia con todo el vigor del enojo y la indignación. Es decir, y nomás pa’ empezar, enfrentar las broncas con una sonrisa.

Pero también ha de ser sensible hasta las lágrimas sin llegar a la hipocresía porque ello demeritaría el valor institucional. Y también confiable y sincero porque en política la demagogia suele tocar las puertas del linchamiento.

¿Disponible?, por supuesto, porque se gobierna siempre y no “a ratitos”, aunque lo más importante es que conozca el alma de la paisanada que traducida en experiencia se convierte en el requisito number one, y no solo del futuro secretario general de gobierno sino de la totalidad de los funcionarios.

¿Candidatos al puesto?, bueno, eche un ojo a los que se mencionan y haga clic en el seleccionado.

2.- En sus actitudes uno se da cuenta de un político que madura. Lunes 13 de diciembre, 4 y treinta de la tarde, aeropuerto de Victoria. Desciende del avión comercial que lo condujo de la capital del país un joven vestido de azul obscuro, portafolios al canto. Saluda a alguien y sale con paso tranquilo. Apenas lo recibe un familiar, enfila hacia su vehículo y desaparece sin mayor protagonismo.

Se trata de Manuel Muñoz Cano quien en la modestia sigue construyendo lo que parece ser su oficio de político. Aclaro, no es mi “cuate”, ni me conoce y por lo tanto ni siquiera me hace en el mundo.

Momentos antes en el mismo lugar, un movimiento inusitado de guadaespaldas con armas largas y vehículos policiacos. Y es que llegaba un funcionario de la PGR al tiempo que partía  alguien que también debió ser importante. Entre Manuel y estos últimos la diferencia podría estar en el uso y abuso del poder, digo yo.

Y hasta la próxima.

(maxi-avila@hotmail.com)

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