Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
26 de abril, 2012
Es la hora de debatir. Todo mundo quiere debatir. Se lanzan retos los candidatos a senadores y diputados y hasta algunos dirigentes estatales de partidos. Pero las bravuconadas no vienen de todos, curiosamente los que se muestran más bravos son los candidatos más débiles, los que simulan andar en campaña.
En cambio los candidatos más fuertes no hablan del tema, más que cuando un periodista lo saca a colación. Hay quienes no se niegan a debatir, pero condicionado a que participen todos los candidatos, en tanto otros señalan que será la dirigencia la que los instruya sobre la conveniencia de participar en estos debates.
Los candidatos débiles que apenas pintan en las encuestas para medir las preferencias ciudadanas, están convencidos de que un debate sería un foro para atraer los reflectores de los medios de comunicación y que la opinión pública los conozca y por eso andan en plan de pica pleitos llamando sacatones a sus adversarios por no aceptar prestarse a esta simulación de democracia.
En cambio, los candidatos fuertes, están convencidos de que con un debate tienen todo que perder y nada que ganar. En el mejor de los casos quedan tablas, pero no hay posibilidad de ganancia alguna y como consecuencia no quieren hacerle el caldo gordo a los demás.
A nivel local parece improbable que se logre un debate entre los candidatos. A lo sumo vamos a ver candidatos que desfilen ante la membrecía de determinadas organizaciones para exponer su plataforma política y corresponde a los que escuchan decidir cuál es la propuesta más sana y creíble, porque la verdad es que en la campaña actual varios de los candidatos a diputados confunden los alcances de un legislador y presentan propuestas como si estuvieran compitiendo para alcalde o gobernador.
Un diputado legisla, fiscaliza, gestiona, pero hay que tomar con reservas sus promesas de acabar con la inseguridad, el desempleo, la pobreza, los rezagos educativos y mejorar la infraestructura urbana.
En otro tema, mientras que en otros municipios del Estado el sector obrero decidió suspender el desfile del Primero de Mayo, por razones de seguridad, aquí sigue adelante el plan de que miles de trabajadores salgan a la calle el próximo martes.
Hace un año, el Gobernador Egidio Torre Cantú presenció el desfile obrero en Nuevo Laredo y aún se recuerda que en pleno desfile se incendio el cableado de un coche a menos de 100 metros del estrado de honor, lo que provocó alarma, pero se pudo comprobar, casi de inmediato, que se trató de un incidente circunstancial, pues se trataba de un carro viejo que traía el alambrado igual de traqueteado.
La CTM está atenta a las indicaciones que señalen las autoridades estatales y están dispuestas a acatar una orden que les sugiera suspender el desfile, incluso dándoseles la señal un par de horas antes del inicio de arranque.
Ahora que hay que decir que los más interesados en que se suspendiera el desfile serían los propios obreros pues de esa manera el Día del Trabajo realmente sería de descanso, porque marchar resulta casi igual de pesado que cumplir con una jornada real de trabajo.