Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
3 de junio, 2012
A diferencia de lo que ocurre en el resto del país, Nuevo Laredo se cuece aparte, en materia de elecciones, aunque es innegable que los candidatos presidenciales pueden jalarle votos a los candidatos a diputados.
En el 2000, por ejemplo, vimos como el candidato presidencial del PAN, Vicente Fox, arrastró en su victoria al candidato a diputado federal, Arturo Sanmiguel, a pesar de que éste hizo una campaña no para ganar, sino de mero compromiso, principalmente porque no lo ayudaron económicamente.
En esa elección, el PRI perdió 5 de los 8 distritos de Tamaulipas y cuando el entonces alcalde, Horacio Garza Garza, fue zarandeado por el Gobernador, el hoy defenestrado Tomás Yarrington, el primero le dijo que se había perdido por el efecto Fox, pero Yarrington le reviró: ¿Entonces porque no hubo efecto Fox en tres distritos?
En el 2006, Felipe Calderón, por el PAN y Andrés Manuel López Obrador, por el PRD, dividieron al país en dos. Cada uno de ellos obtuvo mayoría en 16 entidades y relegaron al PRI al tercer lugar a nivel nacional , pero eso no fue suficiente para derrotar al PRI aquí en Nuevo Laredo que ganó la diputación federal.
Hoy, ¿qué tanto influirán en las campañas de diputados lo que están haciendo los candidatos presidenciales?
Eso lo vamos a saber después del 1 de julio.
Lo innegable, es que el PRI ha arropado a su candidata, Verónica Flores, Los otros candidatos no compiten contra Verónica, compiten contra el PRI y todo lo que representa, con una estructura electoral que tiene presencia en todas las colonias de Nuevo Laredo y en los municipios de la ribereña.
La institucionalidad y disciplina de los sectores y organizaciones priista esta fuera de toda duda. La lealtad de los priistas al partido, salta a la vista. Más que centrarse en la candidata, están centrados en refrendar el triunfo de su partido. En este proceso hemos escuchado voces de priistas a los que no les gusta su candidata, pero igual van a votar por el PRI y final de cuentas el objetivo es el mismo: obtener la victoria.
En la acera de enfrente, tanto Glafiro Salinas Mendiola como Lizbeth Marín Sánchez, del PAN y el PRD, hacen su esfuerzo para ganar votos, conscientes de que enfrentan a un adversario difícil de vencer. La gran apuesta es que la gente salga a votar por Josefina y Andrés Manuel y que estos los arrastren al triunfo.
En el PAN y el PRD, están convencidos de que si la gente sale a votar en porcentajes considerables, digamos arriba del 65 por ciento, la estructura electoral del PRI no será suficiente para ganar.
La historia reciente ha demostrado que el voto duro no le es suficiente a ningún partido para conservar la victoria. Por eso, en los últimos procesos electorales los partidos le han apostado a convencer a los apartidistas, eufemísticamente denominados sociedad civil, a que salgan a votar y que lo hagan por ellos.