Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
29 de junio, 2012
Las elecciones de este domingo nos son las más importantes de nuestra historia, pero si es una elección más y nuestra obligación como ciudadanos es ir a votar. Incluso hasta anulando el voto. Pero el gobierno y los partidos tienen que estar enterados que como ciudadanos nos interesan las elecciones.
Si nos quedamos en la comodidad de nuestras casas, si sale a votar un porcentaje muy bajo, tanto el gobierno como los partidos quedarán convencidos de que a los ciudadanos no les interesan las elecciones, ni quienes compiten, ni quienes ganan y seguirán haciendo lo que quieren.
Quizá sea ilusorio imaginar que algún día en México lleguemos a tener niveles de participación del 85, del 90 por ciento. Nuestra cultura no da para tanto. Pero que tengamos niveles de participación altos no es responsabilidad de usted, ni de mí. Nuestra obligación se reduce a ejercer nuestro voto. Bueno, pues cada uno cumplamos con esa obligación y si cada uno cumplimos, algún día tendremos altos niveles de participación.
En la actual contienda, los electores locales tienen cuatro opciones en la presidencia de la república, cinco fórmulas en la senaduría y cinco opciones en la diputación. Hay de chile, sal y de manteca.
Durante los últimos tres meses, los candidatos hicieron el mejor de sus esfuerzos para convencer a electores de que son la mejor opción. El domingo por la noche, sabremos quién hizo su mejor esfuerzo en esta tarea de convencimiento.
El lunes 2, o quizá la misma noche del domingo, México amanecerá con nuevo Presidente de la República y con un Senado y una Cámara de Diputados renovados. No solo habrá cambio de estafeta, también tendrá que iniciar una etapa de reconciliación nacional. México no esta tan bien, como lo quieren hacer creer la clase política. El país esta desquebrajado con sus 52 millones de pobres, la campaña ahondó las diferencias entre los partidos y después de las elecciones será necesario un pacto para la reconciliación nacional y evitar que la crisis mundial nos arrastre, como paso en el 2008.
Después de la elección, será fundamental voltear la página, dejar atrás lo que fue la contienda y los insultos recurrentes y diarios, reconocer al ganador y cada uno hacer su trabajo, por el bien de la nación.
Incluso habría que pensar en un gobierno de coalición, lo que por supuesto suena hasta imposible porque en México los procesos electorales dividen y el que gana termina convencido de que ganó con la oposición de sus adversarios y por eso no debe tomarlos en cuenta para nada. La pluralidad solo existe de dientes para afuera.
En fin, vayamos a votar este domingo, Hagámoslo con entera libertad, sin presiones ni sugerencias de nadie. Hagamos de este domingo una fiesta cívica y si al final del día pierde nuestro candidato, no pasa nada, que nos quede la satisfacción de que a fin de cuentas hicimos nuestra lucha para ayudar a nuestro candidato u pensemos además que aunque nuestra democracia es endeble, por lo menos la hay. Y en las democracias se gana o se pierde.