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Raúl HERNANDEZ

9 de julio, 2012

La mayor fortaleza del actual gobierno, dicen sus panegiristas, es que la ha dado estabilidad  económica al país. ¡Pero a que costo!, agregan sus detractores.

Que el país tiene 156 mil 956 millones en sus reservas internacionales,  más se tiene una línea de crédito por 75 mil millones de  dólares con el Fondo Monetario Internacional y que esos casi 232 mil millones nos blindan de una eventual nueva crisis mundial, se vanaglorian los defensores de oficio,

Los detractores, recuerdan que frente a ese ahorro, existe una brutal deuda externa de 119 mil 654 millones de dólares, más una brutal deuda interna de 4 billones 32 mil 651 millones de pesos. Debemos más de lo  que tenemos ahorrado.

Hay un juego, de acuerdo a los intereses de cada quién, en el manejo del número de pobres que el gobierno ubica en 44.7 millones, pero sus detractores en 52 millones. Una y otra cifra, son espantosas.

Entre los pobres abundan parte de los 2.8 millones de desempleados en el país y esto que nuestro presidente se promovió como el Presidente del Empleo. De buenas…

Otro de los logros  del gobierno es mantener la inflación en un dígito. En el 2011 cerró en 3.8. La inflación solo mide los precios de la canasta básica.  Para quien  gana un salario mínimo –equivalente a 62.33 pesos diarios o lo que es lo  mismo, 436.31 a la semana— surtir  la despensa con productos de la canasta básica es  imposible, porque con lo que gana debe pagar  vivienda, servicios, transporte, educación, manutención etc. En realidad, el salario mínimo se convirtió, desde hace algunos años, en mera referencia para fijar el costo de impuestos y multas. Dejo de tener relación con el texto constitucional.

Imposible, por supuesto, tener acceso con  ese salario a un coche del año, aunque sea de los más baratos. Sencillamente no se es sujeto de crédito.

Hasta  tener una tarjeta de crédito, donde los réditos no andan en el 3.8 de la inflación, sino arriba de 45 por  ciento, es  una aventura, porque sencillamente no podrá  pagar los intereses.

Frente a los logros macro-económicos de que hace gala el gobierno, enfrente están los pobres resultados en la micro economía. A las familias no les alcanza el salario para vivir con decencia. No son suficientes, ni siquiera, los 6 mil pesos mensuales que propuso el año  pasado un Secretario de Hacienda.

Como el ciudadano común  no entiende de términos de economía, se asombra cuando se entera que en Venezuela el litro de la gasolina  cuesta  entre 3 y 4 centavos de dólares, mientras que en México anda arriba de los 75 centavos.  En ambos países la gasolina se subsidia y en el caso de México debemos estar agradecidos de que haya subsidio sino el precio del litro andaría arriba de los dos dólares. La  gente de rancho, y hasta la de ciudad, no entiende esto de los subsidios y lo único que quiere es  que la gasolina cueste  barata, pero eso suena a una utopía.

La economía, en este sexenio, termina del carajo. Hay que esperar el próximo sexenio para ver si hay cambios.

 

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