Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
14 de julio, 2012
Aún no ha sido calificada la elección del 1 de julio, por el Tribunal Federal Electoral y localmente ya hay quienes manejan la posibilidad de que el próximo año se dé una alianza electoral entre el PAN y el PRD, para hacerle frente al avasallante poder del PRI.
Es cierto que el PAN pinto de azul a Tamaulipas, pero igual paso en el 2000 y en el 2006 y tres años, después otra fue la historia.
En el 2000, el PAN ganó la Presidencia de la República, las dos senadurías y tres de los cinco distritos y tres años después, sólo repitió victorias en Reynosa y Tampico.
En el 2006, el PAN volvió a ganar la Presidencia, la senaduría y cinco de los ocho distritos y tres años después el PRI se llevó el carro completo.
La elección del 2013, pues, será muy diferente a la que acaba de pasar. Pensar en una alianza PAN-PRD puede sonar interesante para el ciudadano apartidista, pero no para quienes militan en alguno de los dos partidos.
En 1992 se dio una alianza PAN-PRD en la elección de presidente municipal y fueron más los problemas que se dieron, que los beneficios. Para empezar, el PRD no aportó recursos económicos, en tanto que los humanos fueron muy reducidos. La alianza acercó a personajes dizque de izquierda que lo primero que plantearon al candidato, el agente aduanal Anibal Canales González, fue pedirle recursos para poder llevar gente a la campaña. Así que chiste. Al final la campaña la tuvo que hacer el propio Anibal y el PAN, porque la ayuda del PRD no se vio.
Años más adelante hubo otros intentos de alianza que no cuajaron por la sencilla razón de que todo mundo se cree con derecho a exigir, pero no a aportar. Todo mundo habla de números que solo existen en su cabeza y cuando no son capaces de movilizar a sus simpatizantes, se quejan de que no se les dio dinero.
En estos momentos, más que pensar en una alianza, los partidos deben enfocar sus baterías en revisar sus estructuras internas. Pasada la elección, deben realizar un inventario de sus bienes humanos, para garantizar que sigan funcionando bien los que funcionaron y para corregir lo que fallo.
Una elección estatal es muy diferente a una federal, donde ya no existe el atractivo que representan los candidatos presidenciales. Pero además, aunque el PAN disfruta de la victoria, es lógico suponer que el PRI realiza una revisión de todo el proceso anterior para determinar las razones reales de la derrota y corregirlas.
Es infantil el argumento de que el PRI no va a soltar las alcaldías y las diputaciones. Si pierde, tiene que hacerlo. Sin embargo, es natural que el próximo año el PRI realice su mejor esfuerzo para intentar ganar las 43 alcaldías y los 22 distritos. Y los otros partidos también harán su trabajo, eso es lo natural en toda competencia.
El 2013 no será un pic nic ni para el PAN ni para el PRI y en medio de todo esto está el papel que en el 2012 jugaron los apartidistas y que fueron quienes le dieron la victoria al PAN. No solo le dieron la victoria, sino que además corroboraron su poder: El poder de la gente y los partidos tendrán que ganarse a la gente.