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Ni casualidad, ni suerte

Raúl HERNANDEZ

26 de agosto, 2012

En política, solo quienes no tienen experiencia dejan las cosas a la casualidad  y a la suerte. En cambio, el que sabe  de política, no deja nada al azar.

Que hoy varios personajes busquen posicionarse  con la intención de  acercarse  a la candidatura del PRI a la alcaldía, no es  casualidad. No, al menos en la mayoría de los casos.

Los que se mueven, antes buscaron autorización de quién da las autorizaciones. Y   no es una, ni dos, las que buscaron y lograron esta autorización. Hay por lo menos cuatro que de manera sutil  buscan esta candidatura. Otros, la buscan por la libre, y de manera burda. Otros más están   detenidos, en espera que dé se acerquen los tiempos, puesto que para el destape faltan casi seis meses.

Si de la noche a la mañana aparecieron  espectaculares promoviendo  la imagen de la diputada Cristabell Zamora Cabrera, antes fue debidamente autorizada.

Lo mismo sucede con  la diputada local Rosa María Alvarado Monroy que no  tarda en arrancar  brigadas  en las colonias populares.

Fernando Castillo utiliza la plataforma de su grupo Impulso y mandó pintar bardas en las colonias donde viven los que  votan.

En  cambio otros no han buscado las sutilezas. En plena campaña, Enrique Reséndez realizó  brigadas en las colonias, al margen de los candidatos,  buscando posicionarse  y con la mira puesta en el 2013 y hoy es uno de los argumentos que se esgrimen para  justificar su inminente salida del PRI, de la cual todo mundo está enterado, menos él.

Otros como José Manuel Suárez López, Daniel Peña Treviño, Héctor Canales, Imelda Mangin y Carlos Montiel Saeb,  dejan pasar el tiempo, buscando amarres con  los personajes que  pueden  intervenir en el proceso.

Otros le apuestan a la casualidad, como Eduardo Monetou y José Luis Palos.

Toda esta  competencia interna del PRI  resultará sana, en la medida de que se privilegie la  militancia, la experiencia y  la representividad y que esto se  refleje en un partido sólido, para   recuperar lo que se perdió en julio pasado.

En medio de todo esto,  el alcalde Benjamín Galván jugará el papel de árbitro en el proceso interno, para que no haya fracturas, riesgo que siempre está latente. El sabe que la decisión no va  estar en sus manos y por eso debe ser el más interesado en que no haya parcialidades para que al final, el ganador  obtenga la sumatoria de todos los grupos, para que enfrente a los partidos opositores en unidad. Como primer priista, con todo lo que eso represente para los priistas, es el principal interesado en que el PRI gane, aunque el candidato no sea un elemento propuesto por él.

La historia reciente del PRI muestra que hasta ahora ningún alcalde ha designado a su sucesor. Hubo por lo menos uno que en su momento se jactó de haber dejado a su sucesor, y tres meses después el sucesor le torteo la jeta, para que no  hubiera dudas de quién mandaba, porque además, trabajo y dinero le costó llegar y no a través de una recomendación.

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