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Condenada al basurero

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12 de septiembre, 2012

Como lo prometió en su campaña, el Presidente Electo, Enrique Peña  Nieto,  formalizó la presentación de una iniciativa de ley para  reducir  a la mitad el número de diputados de representación proporcional. Es decir, que en vez de 200  sean 100.

Hasta aquí toda esta muy bien, falta que  la iniciativa se discuta en el Congreso y que la aprueben diputados y senadores y  francamente pareciera una  iniciativa condenada al basurero.

No se ve disposición por parte de los partidos  opositores al PRI para concretar una reforma de este tipo que representaría un ahorro en el erario público de alrededor de 300 millones de pesos. Muy poco, realmente, en el  enorme presupuesto  federal.

Los plurinominales surgieron en 1963, en un momento en que el gobierno y el PRI se confundían en uno solo y para la oposición era casi imposible ganar alcaldías o diputación,  --la primera gubernatura opositora la obtuvo en PAN en 1988—porque se hacía uso de todo el poder para  no reconocer los triunfos opositores y ahí están los casos de Salvador Nava, en 1958, en San Luis Potosí, buscando la alcaldía o de Alejandro Gascón Mercado, en Nayarit, en 1975, peleando la gubernatura. Para  que la oposición  no enloqueciera se cedieron estos espacios en  la Cámara Baja.

En 1986,  las diputaciones  plurinominales  pasaron de 100 a 200, como sucede en estos momentos.

Si en un principio, las pluris buscaban  que los opositores  no enloquecieran, con  el tiempo el PRI terminó favoreciéndose y las uso para premiar la carrera de sus políticos más encumbrados, para no exponerlos a una derrota vergonzosa, como lo vimos el 1 de julio con Manuel Cavazos Lerma a quien lo repudiaron los tamaulipecos y de todos modos  obtuvo una senaduría por la vía de la representación proporcional.

Hoy, con  todo y que la iniciativa salió del PRI, de su Presidente Electo,  da la sensación  de que no va a prosperar  porque tendrá el rechazo de los legisladores del PRD, PAN, PT, Nueva Alianza, Verde y Movimiento Ciudadano, que son los que más se favorecen con estas posiciones, si no que lo digan Manuel Barttlet, María Luisa Calderón, Ernesto Cordero, Ricardo Monreal,  Jorge Emilio Fernández, entre otros, que llegan al Senado o a la Diputación, sin tener que  hacer  talacha en el territorio.

Y en el PRI están igual, empezando por sus coordinadores, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, que no arriesgaron su trayectoria en una  elección abierta. Si los del PRI ven que con la inconformidad de los opositores basta para que estas reformas se frenen, se quedarán calladitos, pero si ven  que hacen falta algunos votos para  rechazar la reforma, júrelo que  más de uno estará dispuesto a darle una ayudadita a los opositores.

¿Por qué creer que ahora sí hay la intención de una reforma para  reducir a los plurinominales?

México algún día tendrá que modernizar su forma de hacer política, pero no será porque algún partido lo promueva, sino porque el mundo globalizado lo exija.  El problema es que  estas presiones exteriores tardan mucho en llegar.

 

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