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Raúl HERNANDEZ

16 de septiembre, 2012

Se equivocan los  panistas que  están convencidos de que ir a las elecciones del 2013 será como ir a un pic nic. Es lo mismo que los del PRI  creyeron en las elecciones  federales del 2000, 2006 y 2012, en las que  tan mal les fue.

Solo un ingenuo  pensaría que  una elección federal es igual a una estatal. La historia lo desmiente, pero no vamos a comentar de eso aquí.

Que en estos momentos los del PAN están entusiasmados, ni duda cabe. Pero además es natural que así sea, luego de ganar dos senadurías y seis de las ocho  diputaciones que se disputaron.

Sin embargo, conservar los votos de la reciente elección, no será tarea fácil, y menos si los señores del PAN se sientan a descansar, convencidos de que el triunfo lo tienen en la mano. En realidad se sacaron la lotería, sin comprar boleto.

En medio de todo esto, como algunos panistas creen que tienen  el triunfo en la mano,   exigen  prebendas, a cambio de no “fracturar” la unidad interna, unidad que solo existe en sus mentes.

En la más reciente elección, el diputado Glafiro Salinas Mendiola, sufrió el rechazo de  muchos de los que hoy se ostentan como los grandes demócratas, que nunca participaron en la campaña y que cuando se les preguntaba  por quién iban a votar, contestaban que lo harían por el PAN,  no por Glafiro.

El último día de la campaña, Glafiro caminó varios kilómetros, acompañado por un reducido grupo de simpatizantes; la mayoría  de los panistas se quedó en casa.

Hoy, a cambio de  unidad,  algunos de los aspirantes a la dirigencia municipal  pretenden  negociar su declinación a cambio de que se les permita dejar candidatos a regidores,  uno a su hijo y otro a su hermano, en la siguiente elección. La realidad es que el PAN  esta fracturado y unirlo  concediendo posiciones a los que se ostentan como campeones de la democracia, no es la solución.

Y si en el PAN  ya tienen listo su  itacate para irse de pic nic, en el PRI es todo lo contrario. Si algo los unirá, será el temor a perder la presidencia municipal. Los priistas saben que si pierden la presidencia, todos pierden, desde sectores, organizaciones, grupos, los grandes varones de la política y hasta quienes  hoy están en  la banca.  Los priistas saben lo qué tienen que hacer en una elección y cada uno se va a esforzar  el próximo año por  hacer su mejor trabajo. Saben que cuando se pierde una diputación federal, se pierda una posición, pero perder una alcaldía es poner en riesgo todo y eso preocupa a los sectores, a los  empelados municipales, a los constructores, a los proveedores, al comercio informal. Es todo un universo de  involucrados, a diferencia de la diputación, en la que solo una persona se queda sin esa  posición.

Claro, los del PRI son los más entusiastas en ver el exceso de confianza de los panistas que se soban las manos,  convencidos de que el próximo año van a ganar muy fácilmente.

En las más recientes elecciones  locales, el PRI  ha obtenido 7 de cada 10 votos emitidos, con una participación ciudadana inferior al 40 por ciento de la lista nominal. Ahí les dejamos ese dato de tarea para quien quiera analizarlo.

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