Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
13 de octubre, 2012
Luego de que la ex candidata a diputada federal, Verónica Flores González ha sido vista en diversos eventos oficiales, y además reactivo al Organismo Nacional de Mujeres Priistas, el cual preside, hay quienes le ven posibilidades para buscar la diputación local el próximo año.
Si lo fuera, no sería la primera, aunque eso sí, quienes han repetido, lo han hecho en circunstancias muy diferentes a las de Verónica. Ahí está el caso de Homar Zamorano Ayala que perdió las elecciones para alcalde de Matamoros, en 1995. Tres años después volvió a competir y ahora sí gano, gobernando esa ciudad de 1999 a 2001.
Pero un momento… Homar Zamorano era el amigo del gobernador Manuel Cavazos Lerma, quien en su calidad de virrey se empeñó en que su cuate fuese alcalde, a como diera lugar y lo logró. Después de que perdió la alcaldía, ante el panista Ramón Sampayo, Cavazos lo hizo dirigente estatal del PRI, en 1997 y repitió en el 2004.
En cambio, Verónica Flores obtuvo la candidatura sin tener trayectoria partidista. No significa esto que las posibilidades de Verónica para conseguir una diputación estén clausuradas, pero enfrenta un panorama super complicado y es que a diferencia de otros partidos, en el PRI las derrotan pesan y pesan mucho.
Personajes como Francisco Cortés Delgado, Reginaldo Elizondo, Enrique Reséndez Cuéllar y Marisela López Ramos, que perdieron en las elecciones de 1974, 1985, 1988 y 2000, respectivamente, jamás han sido citados de nueva cuenta, por el PRI, para volver a ser candidatos, ni tan siquiera para una regiduría.
Después de la elección de 1988, años después, Enrique Reséndez buscó la alcaldía y sé la jugó por su propia cuenta, sin el aval del PRI y apoyándose exclusivamente en su trabajo en Exponex, pero no pinto. A Marisela López Ramos se le invito a ser candidata a regidora para el periodo 2002-2004, pero no acepto y en su lugar entró el locutor Armando Arguijo González.
En el PRI no es como en la izquierda donde el deschavetado de Andrés Manuel López Obrador perdió dos veces la elección de gobernador de Tabasco y dos veces la elección de Presidente de la República y aún así hay quienes lo ven como su Dios. En el 2018 seguramente lo vamos a ver otra vez como candidato presidencial de su partido Morena, pero si no ganó con el apoyo de tres partidos, menos con uno. Si el hombre fuese más modesto y, por ejemplo, se postulase para la gubernatura de Tabasco o por una senaduría, es posible que arrasara en las urnas, pero por supuesto, no quiere bajarse de la nube.
Si en la izquierda se perdona todo, en el PRI no y algo que ni se perdona ni se olvida, son las derrotas… salvo que el perdedor tenga un cuate como el de Homar Zamorano, que esté en condiciones de apoyarlo de manera total, sin que importe lo que digan los demás.
Resumiendo, vivimos en un país surrealista, en donde todo es posible, por eso no sorprende que a quienes les fue mal en julio pasado hoy estén buscando una nueva oportunidad para demostrar que la derrota fue producto de factores ajenos a sus capacidades. El problema es que los priistas no los quieren. Ni la clase política, ni la militancia, no al menos por ahora, dentro de 20 años, tal vez.