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12 de diciembre, 2012

Cuando  Carlos Salinas de Gortari decidió que Carlos Jonguitud Barrios no le era indispensable en la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, lo destituyó en 1989 –cuando Jonguitud llevaba  15 años—y lo sustituyó por Elba Esther Gordillo. Murió un cacicazgo y empezó otro más longevo y más c… diría alguien.

Con 23 años de   liderazgo, el modelo Elba Esther se agotó hace muchos años. Elba Esther dejo de ser aliada del PRI y se convirtió en aliada  del poder en turno. No fue casual que en el 2006, en plenos comicios,  cabildeara con algunos gobernadores del PRI, incluido Eugenio Hernández, para convencerlos de apoyar a Felipe Calderón.  Calderón le regreso la copa y en sus seis años nunca la toco,  pudo abrir un frente de batalla contra Elba Esther, pero  en vez de ello apostó todo a su guerra contra la delincuencia.

El Presidente Enrique Peña Nieto pudo haber usado todo el poder del Estado para acabar el cacicazgo de Elba Esther --como lo hizo Carlos Salinas con Joaquín Hernández Galicia--, pero en vez de eso  utiliza una vía legal, a través de  la reforma  constitucional, para quitarle el control de la educación al SNTE, ese monstruo de mil cabezas que le hace mucho daño a la educación en México.

Los maestros, como cualquier otro trabajador o profesionista, deben estar sujetos a evaluación y deben estar sujetos a premios y sanciones, por hacer bien o mal su trabajo.

Hasta ahora, el sindicato de maestros  controla todo el proceso educativo, desde otorgamiento de plazas --eso del concurso de plazas, es una vacilada que pocos creen--, nombramientos de directores, jefes de zona, supervisores, todo. El sindicato es el que decide los ascensos, el que da permisos, el que  otorga licencias con goce de sueldo, el que permite que un profesor tenga varias plazas etc.

Todo esto estaría bien si a la par se privilegiara la educación, pero la educación  pública es deficiente. Nuestros profesionistas se asustan con  pasajes poco conocidos de nuestra historia, porque ningún maestro les dijo, cuando eran niños, que además de los libros de texto, podían acceder a otros libros.

Y en la educación privada se comete el error de apostarle todo a un alumno que destaca. Si es campeón de la olimpiada del saber, lo  gritan a los cuatro vientos, aunque el resto de sus 600 compañeros de plantel sean alumnos de  7 de calificación.

La reforma constitucional que  propone el Presidente Peña Nieto en mucho servirá para avanzar en el tema educativo, pero una vez que Emilio Chauyfett concrete los  pasos para quitarle el control de la educación al SNTE, en una segunda etapa deberá darse la designación de un intelectual, un escritor o por lo menos un maestro, que contribuya a avanzar este terreno.

México necesita  otro José Vasconcelos al frente de la política educativa.

 

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