Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
21 de enero, 2013
El doctor Lázaro Peña García se ha convertido en el candidato favorito de un buen número de comunicadores a los que les gustaría verlo como regidor, diputado o incluso de alcalde.
El doctor Lázaro es una persona muy humana, que merece ser tomado en cuenta por los partidos, pero las candidaturas no se deciden así. En la política influyen muchos factores, desde la suerte, el trabajo partidista, las circunstancias.
Las personas mayores sin duda alguna conocen la trayectoria política y profesional del doctor Lázaro: sus batallas con el profesor Pedro Pérez Ibarra, su paso por la delegación de policía, los miles de personas a las que ha asistido profesionalmente en su calidad de anestesiólogo y hasta aquella historia de cuando se convirtió en héroe al rescatar a varias personas atrapadas en el Casino MGM de Las Vegas, incendiado en 1980 y que dejó 85 muertos.
Realmente nos gustaría que la suerte le favoreciera al doctor Lázaro, así como a otros personajes que tienen varios años trabajando en el PRI y a los que hasta ahora la suerte les ha sido adversa, como es el caso del doctor Rafael Benavides Martínez, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Hospital Civil.
En cada elección, ahí está el doctor -- quien, por cierto, al igual que Lázaro Peña, también es anestesiólogo-- realizando comidas y cenas para los candidatos; moviliza a sus seguidores a los eventos de la CNOP; colabora en las tareas que se le asignan en cada campaña. Nunca rehúye el trabajo que se le solicita y tampoco se niega a patrocinar los eventos de su propio bolsillo.
En cada proceso su nombre suena como prospecto a una regiduría, pero finalmente son otros los que llegan. Esto viene pasando desde hace tres o cuatro trienios y han sobrado los candidatos a alcaldes que le han ofrecido valóralo, una vez ganada la elección. Pero una vez que se gana, el alcalde no privilegia su palabra y seguramente más de uno se excusa argumentando que papelito habla, cuando la palabra es suficiente, para el que tiene vergüenza.
Ya es hora de que el PRI le haga justicia al doctor Benavides y lo tome en cuenta, además de que elementos como él irían a enriquecer al cabildo.
El PRI, y todos los otros partidos, harían bien en elevar la calidad profesional y humana de sus candidatos a regidores. La ciudadanía --conste, que no hablamos de los sectores y organizaciones— está harta de que al cabildo lleguen simples gestoras que ganan 44 mil pesos mensuales, cuando con 6 mil se darían por bien pagadas. Igual enoja la presencia de personajes que jamás participan en el trabajo en comisiones ni le entran al debate en las sesiones.
Ser regidor no es simplemente pararse en los eventos oficiales y hartarse en cuanto desayuno, comida y cena se organiza. Pero bueno, no nos exaltemos, esto ha sido así toda la vida y quién sabe si algún día esto cambie.