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Invita obispo a ricos y poderosos dejar soberbia y pensar en pobres

Angel NAKAMURA

26 de septiembre, 2010

A recordar y ayudar a las personas que menos tienen, sobre todo de parte de quienes tienen poder o riquezas, invitó el obispo de la Diócesis de Victoria Antonio González Sánchez, a los feligreses durante el mensaje dominical de la misa en la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús.

 El líder religioso mencionó que tal como la parábola del hombre que en vida fue rico, pero que dispuso de los medios que tenía en abundancia, sin darle ni siquiera sobras a un indigente, las personas que tienen la capacidad de poder darle apoyo a quienes se encuentran en situaciones precarias, deben recordar que este es el camino para alcanzar el camino hacia el cielo.

 “Este mensaje va para los ricos, especialmente a aquellos que carecen de toda conciencia social, pero también va para todos aquellos que aunque no tienen bienes materiales, viven apegados a lo mucho o poco que poseen, concentrados en mantener su propia seguridad económica o estatus de vida, y se vuelven ciegos y sordos a las urgentes necesidades de aquellos que están sentados a la puerta de su casa”.

 Destacó que la palabra del señor advierte que el egoísmo, el apego al dinero y las riquezas, la avaricia, la mezquindad, la indiferencia ante las necesidades de los demás, el desinterés por el destino de los demás así como el desprecio del pobre, traen consigo graves consecuencias para la eternidad.

 “Necesitamos ser buenos administradores de los bienes que poseemos, sean muchos o pocos, haciéndonos sensibles al sufrimiento de los menos favorecidos, cultivando actitudes de generosidad, de caridad y solidaridad cristiana hacia todos aquellos que en su indigencia material o espiritual, tocan la puerta de nuestros corazones”.

 Antonio González Sánchez mencionó que la riqueza debe ser entendida como signo de benevolencia que favorece a los buenos, “sin embargo no siempre es fruto de trabajo honesto, lamentablemente con frecuencia es resultado de engaños, de violación de derechos de los débiles y la fuerza de la riqueza aplasta al don de la palabra”.

El obispo de la Diócesis de Victoria dejo en claro que si una persona recibe poder debe entender que este es para servir a los demás, no para servirse de otras personas, tal como lo expresó en vida Jesucristo.

 “Por eso dicen que es más peligroso darle a una persona poder que riqueza, esto hace que luego pierda todo sentido de sensibilidad y humildad, en todos los terrenos de la vida, tanto en lo político, económico, o nosotros mismos como líderes de la iglesia católica”, puntualizó.

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