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14 de junio, 2012

Este domingo 17 es clave para los partidos políticos. Ese día, a las doce de la noche, vence el plazo para el registro de representantes de partido ante las casillas.

En el caso concreto del Primer Distrito se van a instalar 560 casillas y puesto que el Cofipe autoriza tener dos representantes propietarios y uno suplente, por casilla, además de un representante general por cada 10 casillas si se ubican en zona urbana y cinco si están en la zona rural, estamos hablando de que si los siete partidos que participan en la contienda cubrieran estos espacios, en conjunto  habría más de 12 mil representantes.

Pero una cosa es lo que autoriza la ley y otra lo que pueden los partidos. En los últimos procesos electorales ya se ha hecho una costumbre que el PRI, PAN, PRD y Nueva Alianza, cubran todas las casillas, por lo menos con dos representantes en la mayoría de las casillas y en el caso del PRI registra los tres por casilla.

Pero lo del  registro muchas veces es pura vacilada, porque los  partidos toman los datos de los ciudadanos de sus listas nominales y los registran como representantes sin  consultarlos, ni avisarles, de tal manera que ni siquiera se dan por enterados.

El día de la elección estas personas no asisten  a cuidar las casillas y el partido no tiene forme de obtener la copia del acta de escrutinio. Y a falta  de actas de escrutinio, cuando pierden la elección, en vez de reconocer que el voto ciudadano no los favoreció, se dan  gusto  denunciando un fraude hipotético que no pueden confirmar.

No solo los partidos pueden tener sus representantes en las casillas, sino que además, al mando de estas  hay ciudadanos electos al azar y si  bien es cierto que pueden darse casos de que haya presidentes, secretarios y escrutadores que simpatizan con determinado partido, la ley los obliga a ser imparciales y el resto de sus compañeros, junto con los representantes de los partidos, tienen la tarea de  vigilarlos. Todo esto garantiza, o al menos  debiera garantizar, que aunque un partido no tenga representante en una casilla, de todos modos se respetará el resultado obtenido ahí, porque para eso están los funcionarios y representantes de partido.

Los que a estas alturas consideran posible un  fraude en las casillas, deben  respirar con mayor tranquilidad, ante el anuncio del señor Andrés Manuel López Obrador de que tiene 450 mil voluntarios para cubrir las casillas. Ojala que sea cierto y esos voluntarios avalen la victoria del que gane, porque a México le urge la reconciliación nacional. Ni siquiera gobernando juntos los cuatro candidatos presidenciales actuales son una garantía de que sabrán gobernar y administrar al país con acierto y si juntos son incapaces, menos lo son de manera individual. Y si el panorama está complicado para el que gane, mayor  estará si se persiste en las pugnas y enfrentamientos. A nadie le conviene un conflicto postelectoral y por eso hay quienes hacen changuitos para que quien gane,  tenga seis o más puntos de diferencia sobre su más cercano competidor, aunque  en una democracia, un voto de diferencia  debiera ser suficiente, pero no lo es.

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