Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
8 de julio, 2012
En los números finales, Glafiro Salinas Mendiola superó con una diferencia de 16 mil votos, a los obtenidos en el 2000 por Arturo Sanmiguel Cantú. El primero se llevó 76 mil 341, en tanto que el segundo obtuvo 60 mil 450.
Impone nuevo record, pues.
En el 2000, Arturo Sanmiguel era el Presidente del Comité Municipal y tuvo que postularse, a falta de prospectos. Fue una situación difícil pues no tenía dinero para la campaña y al mismo tiempo como dirigente estaba obligado a poner un candidato. Y como nadie quiso, terminó postulándose con los resultados que todos saben.
En cambio la historia de Glafiro Salinas es diferente. En el 2007 y 2010 buscó ser candidato a la presidencia municipal y le ganaron Hugo Galindo y Salvador Rosas. Lo mismo le paso en el 2009, cuando el PAN optó por Ileana Medina.
En el 2007 y el 2010, cuando lo desplazaron de la candidatura a la alcaldía, buscó ser candidato a regidor y también lo hicieron a un lado.
En los tres procesos en cuestión, Glafiro les dijo a propios y extraños que no buscaba la gloria de la victoria, ni lo envanecía ser candidato. Lo que buscaba era representar a su partido y buscar su crecimiento pues no la parecía correcto tener como candidatos a personajes que una vez finalizada la elección se retiraban a sus labores cotidianas, cuando lo que necesita el PAN es no desmayar y avanzar en cada nuevo proceso que se presenta.
En este proceso electoral todo fue diferente. Originalmente había por lo menos media decena de aspirantes: Rafael Pedraza Domínguez, Enrique Rivas Cuéllar, Carlos Canturosas Villarreal, Jorge Luis Grajeda, Francisco Javier Estebane, Homero Ochoa Gutiérrez, Rogelio Soto Quiroz. Por primera vez, al PAN le sobraban candidatos, además de que provenían de las propias filas del partido. No había necesidad de traer gente de fuera, sin compromiso con el partido.
Glafiro, Pedraza, Rivas, Estebe y Grajeda fueron convocados a reuniones con la dirigencia del partido donde se les invitó a buscar un consenso para que hubiese un candidato de unidad. Uno a uno fueron declinando en sus aspiraciones y a principios de enero de este año quedó decidido que el candidato fuese Glafiro Salinas.
La campaña no fue fácil. En pleno proceso los panistas se fraccionaron. Los más decentes simplemente se retiraron del proceso. No ayudaron, pero no estorbaron. Hubo situaciones incomodas, accidentes, faltaron recursos económicos y al final del día, Glafiro hizo su campaña acompañado de un puñado de militantes. Cuando cerró campaña, el 25 de junio, con una caminata de 15 kilómetros que duró cinco horas, pocos panistas lo acompañaron, lo cual no lo desanimo. Hoy, muchos se quieren colgar la paternidad de la victoria de Glafiro Salinas, pero lo cierto es que la campaña no fue fácil.
La campaña difícil y la victoria obtenida debiera motivar a los panistas a un punto de reflexión sobre lo que logra estando desunidos y lo que se puede hacer cuando se trabaja en unidad.