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Era obvio...

Raúl HERNANDEZ

11 de julio, 2012

Que  haya cambios  en el PRI no solo es lo más natural, sino obligado. El PRI perdió de calle en Tamaulipas  porque algo no funcionó y obviamente los responsables se deben hacer a un lado. De hecho la misma noche del 1 de julio los directivos estaban obligados a redactar, firmar su renuncia y enviarla a quién los puso al frente y en los siguientes días estaban obligados a revelar públicamente su  disposición para ser removidos.

¿Cuándo se darán los cambios? Eso solo lo saben quiénes toman la decisión.

El proceso electoral del 2013 está a la vuelta de la esquina. Obviamente el PRI  buscará mantener su hegemonía, reteniendo la mayoría en el Congreso y en los 43 municipios. Buscará el carro completo y para ello corregirá  lo que se tenga que corregir, con el añadido  de que a partir del 1 de diciembre, está de regreso un nuevo PRI que funcionará como el viejo PRI, como siguió funcionando en los Estados y los Municipios, durante los 12 años en que el PAN le arrebató el gobierno federal.

El viejo PRI nunca se fue. Siempre estuvo ahí. Pero ahora  algunas de las decisiones se tomarán desde la Ciudad de México.

Y mientras en el PRI la militancia está en espera de que la cúpula realice cambios, en el PRD sucede algo similar.

Hay un grupo de ex dirigentes y personajes del perredismo que quieren un nuevo presidente pues no quieren a Jorge Valdez Vargas, pero con motivo del proceso electoral federal hicieron una tregua, pero  una vez que paso la elección de nueva cuenta exigen  cambios.

A nivel local, a estos  vientos de cambio en el PRI y PRD, se suma el PAN. El período para el que fue electo Carlos Alberto Bulás Villarreal se cumplió en noviembre pasado, se dio una prórroga hasta en tanto  pasaban las elecciones y  una vez  cumplidas estas,  las corrientes piden que haya cambios.

Hay por lo menos dos  pre-candidatos visibles, uno es el agente aduanal Rafael Pedraza Domínguez y el otro el profesor Homero Ochoa Gutiérrez.

El primero aglutina los apoyos de  panistas entre los que se encuentran personajes como Oscar Villa, Hugo Galindo, Agustín Chapa, entre otros.

Homero Ochoa, por su parte, tiene el respaldo del propio Carlos Bulás.

Los panistas están  fraccionados y no se sabe si Rafael Pedraza y Homero Ochoa buscan llegar a la dirigencia e imponer las directrices de su corriente o  si están dispuestos a luchar por la unidad, unidad que se perdió en el PAN desde hace muchos años.

El PAN estuvo unido cuando  sus militantes no rebasaban unas cuantas decenas,  sin embargo  basto que crecieran un poco para  dividirse.

Es  lo mismo que pasaba en los tiempos de aquella izquierda de Edmundo Patoni en la que el partido estaba unido, en función de que los militantes no rebasaban las dos docenas. Después llegaron más  gentes y surgió la división. ¿Será que estos partidos no saben administrar su militancia? ¿Qué pasaría si llegaran a tener  ocho o diez mil militantes?.

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