Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
3 de septiembre, 2010
Por falta de oportunidades de empleo a los recién egresados de las universidades públicas del país, los jóvenes con un título o estudiando una carrera universitaria, así como los de menor preparación académica, son presa fácil para unirse en las filas de los “ni ni”, o en el peor de los casos, en bandas delictivas.
Así lo comentó la presidenta de la Comisión de Juventud en el Congreso del Estado, Norma Alicia Dueñas Pérez, quién expresó que “la falta de dinero para poder terminar su carrera profesional, así como las escasas oportunidades de empleo, limita mucho al joven y en ocasiones, desafortunadamente, lo vuelve presa fácil de grupos delincuenciales”.
Debido a esta situación, la diputada local del Partido Revolucionario Institucional, adelantó que presentará un punto de acuerdo al Congreso de la Unión, donde se pida que se establezcan programas transexenales, en los que se ponga prioridad a este sector de la población.
“Estamos cansados de ver como cada sexenio la política del gobierno federal hacia la juventud busca nuevos enfoques, pero se quedan en apoyos limitados y programas que no se aterrizan de manera concreta”.
La legisladora del PRI expresó que la población juvenil busca que se le garantice un empleo digno al egresado de la universidad o de una carrera técnica, a fin de ser un ciudadano de bien y poder contribuir a mejorar nuestro país.
El reporte de la Secretaría de Seguridad Pública Federal del año pasado, “Panorama del Combate al Crimen Organizado”, menciona que los integrantes del crimen organizado son en su mayoría personas de escasos recursos o desempleados, que ante la falta de trabajo u oportunidades que les ofrece el gobierno, trabajan para delincuentes.
De los 440 mil estudiantes que se graduarán de una universidad, solo el 11 por ciento conseguirán empleo, de acuerdo a la Secretaría de Educación Pública.
Hay cinco millones de personas de entre 15 a 23 años que no estudian ni trabajan. Aunado a esto, tres de cuatro hogares en México, sufren de violencia familia, ya sea física o psicológica.